Hoy en nuestra entrada hablaremos de dos tipos de mentalidades, la fija y la de crecimiento. Si quieres saber más sobre esta teoría de las mentalidades lee el blog que te tenemos preparado hoy. Puede ser de mucha ayuda para tu autoconocimiento y alcanzar los objetivos que te propones.
Según la psicóloga Carol Dweck existen dos tipos de mentalidades que definen nuestro pensamiento: la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento, siendo esta última la que más beneficios aporta.
Cuando crees que tu éxito se basa en la capacidad innata; estás teniendo una teoría “fija” de la inteligencia. Sin embargo, si crees que tu éxito depende del trabajo duro y la formación, hablamos de una mentalidad de “crecimiento”.
¿Qué beneficios tiene una mentalidad de crecimiento?
La psicóloga aclara que es más fácil diferenciar la mentalidad fija de la de crecimiento cuando nos afrontamos al fracaso.
Identificar una mentalidad fija o de crecimiento es más fácil cuando nos afrontamos al fracaso
Cosas como suspender un examen se toman como una sentencia negativa hacia tus capacidades si tienes una mentalidad fija, mientras que los individuos con mentalidad de crecimiento no temen a este fracaso, lo ven como una oportunidad de aprendizaje y avance.
Según Dweck la mentalidad de crecimiento permitirá vivir una vida menos estresante y con mayores oportunidades de éxito ya que trabajan insistentemente en su objetivo aun encontrándose con dificultades, lo que aumenta significativamente sus posibilidades de éxito.
¿Cómo tener una mentalidad de crecimiento?
Las consecuencias de creer que la inteligencia y la personalidad se pueden desarrollar en lugar de pensar que son algo inmutable y arraigado a nuestro ser, abre las puertas a múltiples posibilidades.
Además, hay que tener en cuenta que los factores que determinan mentes fijas o de crecimiento cambian en una misma persona, según a lo que esta se enfrente. Aun así, algunos tienden a un tipo de mentalidad más que a otro.
La buena noticia es que se puede trabajar sobre una mentalidad que tiende a ser fija y convertirla en una donde predomine las ideas de crecimiento. La mejor manera de lograrlo es mediante la práctica deliberada. Tomar parte activa y dar pequeños pasos diariamente es lo que hará cambiar la percepción de ti mismo.
Un buen ejemplo lo encontramos con el deporte: desististe de practicar deporte y crees que no es lo tuyo. Prueba a hacer alguna actividad que te atraiga de verdad, quizás es correr o nadar, da igual, lo importante es que seas consciente de que el primer día, semana o incluso mes, no obtendrás resultados rápidos y significativos. Sin embargo, al cabo del tiempo te habrás dado cuenta de tu evolución y los objetivos que has conseguido alcanzar.
Otro factor importante es estar organizado. Empieza a practicar los pasos que te harán más productivo. Céntrate en el proceso, no el resultado final, que ya llegará, y la transformación se producirá.